DUNA

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D * U * N A
[ DIQUE URBANO NATURALIZADO ]
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La Torre de San Miguel, construida en 1756 bajo la dirección del ingeniero Tomás Warluzel d’Hostel, pertenece a un sistema más amplio de torres vigías que jalonan el paisaje de la costa meridional y del levante español. En origen, su misión protectora, del poblado de La Almadraba de Montelva, el fondeadero y las salinas, requería de una posición estratégica de control visual sobre el territorio que ha prevalecido. Recuperar esta posición implica reconstruir una mirada que nos devuelve una práctica de antaño, una relación precisa con el entorno, aunque lo que oteemos ahora sea bien distinto. Valores
inmateriales determinantes en el entendimiento del patrimonio y la identidad. Esta posición también ha construido el paisaje desde fuera, ya que la torre se ha consolidado como un hito; su contundente arquitectura focaliza la mirada diluida de otro modo en el agreste paisaje “dunar” que, afortunadamente, prevalece pese a su vulnerabilidad frente a la presión turística y de disfrute cuyo potencial, por otro lado, no podemos obviar.
La posición relativa a la torre, construye la identidad de este enclave, proponemos introducir un dispositivo de paisaje que construya nuevas posiciones frente a la torre, reconfigure el entorno atendiendo por un lado a su genética natural enlazándolo con el territorio, y por otro, a su vocación urbana alojando los usos lúdicos y turísticos requeridos. Estrategia que se concreta en la construcción de un nuevo recinto en torno a la torre, que sustituye la actual muralla construida en la década de 1980, sin ningún valor arquitectónico, configurado como una estructura dunar artificial que se mimetiza en continuidad con el paisaje. Un dique de tierra apilada sobre tablestacas de madera,
donde la vegetación autóctona ascenderá y se derramará, al igual que el paraje natural y
arqueológico de trazado de las antiguas salinas.

Un sistema lógico de implementación defensiva que recupera la tradición de implantación de las fortificaciones abaluartadas rehundidas en el foso seco y protegidas por una contraescarpa, técnicas poliorcéticas que se desarrollaron en la Edad Moderna para alcanzar su máxima expresión en el siglo XVIII.

Se proyecta por tanto una actuación más blanda, que con su expresión geométrica mínima resuelve multitud de situaciones. Interiormente, este recinto alrededor de la torre, se configura por un casquete esférico desplazado respecto a la posición de ésta (en consonancia con las cúpulas de ladrillo de su interior). Este espacio curvo de cornisa variable, elevado 0,25 metros respecto al nivel original (para salvar el desnivel interior de
la torre y permitir su accesibilidad), genera un ámbito abierto de distintas cualidades que se protegen del exterior del recinto, y así, el visitante puede recorrer el perímetro de la torre desconectado de la urbanidad de la playa. Alcanza su máxima altura de 3,50 metros en la fachada norte, para protegerse de las vistas de las construcciones anexas de chiringuitos y zonas de aparcamiento, abriéndose a las vistas del mar y al paisaje de salinas al sur, con una altura de 1,55 metros desde el interior. La forma continua e
inclinada de este original suelo, a la manera de los glacis que definían la transición entre estas fortalezas, sus contraescarpas y el foso, permite una novedosa experiencia espacial al visitante, al descubrir los exteriores de la Torre de San Miguel y del paisaje desde posiciones nunca antes exploradas, convirtiendo este espacio en un observatorio.
Interiormente, esta topografía es ahuecada mediante el entramado de madera utilizando la tecnología de apuntalamiento de taludes y techo entrecruzado de vigas, permitiendo alojar los nuevos equipamientos del edificio en su interior, y ser totalmente desmontado si se requiriera, sin dejar huella en el entorno.

Se propone un sistema estructural con una capacidad espacial singular, donde la luz entra rasgada por este entramado, y el agua discurre drenada por su trasdós, buscando una experiencia fenomenológica próxima a la de estar en el interior de la tierra. Esta estructura se grafía sugiriendo un programa aproximado, que se entiende a determinar en fases posteriores, el valor está en la flexibilidad, la espacialidad y el crecimiento más que en el acierto de las necesidades actuales. Los accesos a las estancias bajo la duna se realizan mediante fisuras abiertas desde el interior del nuevo recinto, generado
en torno a la torre, y resueltas con un sistema estructural similar.
La propuesta paisajística se completa con la recuperación de la torre para el nuevo uso de centro de información turística, restaurándola con criterios materiales sensibles a la conservación del patrimonio.

Criterios generales de intervención en la restauración de la Torre de San Miguel
Se realizarán siguiendo las pautas de la restauración científica, utilizando materiales y técnicas constructivas similares a las originales. La diferenciación podrá ser apreciada en la cercanía, al quedar los nuevos materiales introducidos rehundidos respecto al plano principal y presentar ligeras diferencias texturales y/o colorimétricas, pero pasará desapercibida desde un punto de vista más alejado, conservándose la pátina del paso del tiempo y las principales actuaciones de mantenimiento y conservación que se han llevado a cabo en esta magnífica muestra de arquitectura defensiva desde que fuera construida por orden de Fernando VI.

Los criterios expresados en este apartado se ajustan a la normativa legal aplicable a un edificio declarado Bien de Interés Cultural, como lo son todos los castillos y fortalezas ubicados en el territorio español. Es de aplicación la normativa de la Comunidad Autónoma de Andalucía: Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía; Decreto 19/1995, de 7 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Protección y Fomento del Patrimonio Histórico de Andalucía y Decreto 168/2003, de 17 de
junio, por el que se aprueba el Reglamento de Actividades Arqueológicas de Andalucía. Subsidiariamente también le afecta la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
Objetivos particulares de intervención El proceso de restauración en la Torre de San Miguel serviría para comprender mejor este bien patrimonial, al ponerlo en valor en sus vertientes cultural, educativa y turística, potenciando sus valores históricos, arquitectónicos y arqueológicos. Con la actuación se pretende:

1. Eliminar actuaciones contemporáneas inapropiadas, tales como los cierres con bloques de cemento del último perímetro murado en torno a la Torre de San Miguel, el vértice geodésico establecido en su terraza o los enmarques con ladrillo hueco en las ventanas y/o cañoneras abocinadas. También se analizarán los materiales constructivos del volumen de acceso a la azotea o en el cierre del pretil donde estuvo situada la ladronera o matacán que protegía la puerta y el puente levadizo, así como las introducciones que podrían haber desfigurado el acceso principal a la planta superior tanto en la escalera y el puente como en la puerta elevada. La escalera se acondicionará con nuevos peldaños de piedra tallada inspirados en los que se conserven, integrando en ellos los soportes de las barandillas, protección que también se dispondrá en la recuperación del puente levadizo. Todas estas intervenciones se harán con el preceptivo seguimiento arqueológico de apoyo a la restauración que acompañará a esta intervención, procediendo a la eliminación de estas actuaciones inadecuadas una vez la dirección técnica facultativa consensue estas
intervenciones con los técnicos del Ayuntamiento de Almería y de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía.
2. Consolidar y reparar los daños causados por los agentes naturales y antrópicos en los revestimientos y en las estructuras emergentes pertenecientes a la Torre de San Miguel, pretendiendo hacer visibles las principales fases evolutivas que presenta y, allí donde sea posible, la técnica constructiva con la que fue edificada. Igualmente se consolidarán aquellas otras estructuras históricas que puedan conservarse en el subsuelo (vestigios de un posible torreón anterior, existencia o no de un recinto defensivo primigenio en
torno a la torre…), que, de ser exhumadas arqueológicamente, serán integradas y valorizadas en el proyecto.
3. Limpieza y consolidación de las bóvedas de ladrillo existentes en la primera y segunda planta, manifestando su materialidad constructiva y los contactos con las fábricas murarias.
4. Potenciación de la espacialidad de las salas interiores, sus aperturas originales y las visuales principales que cubría esta torre, en especial su relación paisajística con el paraje de las salinas cercanas a las cuales protegía, la localidad de La Almadraba de Monteleva, los relieves del Cabo de Gata, el Campo de Alquián y la Bahía de Almería.

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DJarquitectura ///Diego Jiménez/// con Luis Jose García Pulido

Colabora Juana Sánchez, Jorge Salguero y Ruben Vegas