El proyecto para la piscina se entiende como un trozo de paisaje traído a este lugar, en una atmósfera de naturaleza lúdica. Ese fragmento de paisaje es un valle artificial cuyas laderas permite ampliar la pequeña dimensión de la parcela y abajo, se alojan los equipamientos.
El proyecto es un artificio de paisaje en dónde la capa final, incide de manera muy directa en su percepción, al reforzar la ambigüedad suscitada entre lo natural y lo artificial. Un vestido de césped artificial bordado con vegetación se ciñe a este maniquí geológico que se recorta al llegar al agua.
Lobres, verano de 2008
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